Estándar morfológico
EL DISEÑO DE LOS CARACTERES ETNICOS SEGÚN SOLARO
La descripción de los caracteres étnicos es muy
sucinta y presenta carencias tales que no facilita su interpretación. Para poner remedio a tales inconvenientes
,Giuseppe Solaro, uno de los más grandes cinotécnicos de todos los tiempos, ha redactado un monumental diseño
sobre la descripción de los caracteres étnicos, basándose en los
dictámenes del congreso Cinológico Mundial de Mónaco celebrado en 1937. Aportamos un resumen.
- CABEZA
- MIEMBROS ANTERIORES
- CUERPO
- COLA
- MIEMBROS POSTERIORES
- MANTO Y PIEL
- ALTURA, PESO Y ANDADURA
- OBSERVACIONES
La descripción de los caracteres étnicos es muy
sucinta y presenta carencias tales que no facilita su interpretación. Para poner remedio a tales inconvenientes
,Giuseppe Solaro, uno de los más grandes cinotécnicos de todos los tiempos, ha redactado un monumental diseño
sobre la descripción de los caracteres étnicos, basándose en los
dictámenes del congreso Cinológico Mundial de Mónaco celebrado en 1937. Aportamos un resumen.
- CABEZA
- MIEMBROS ANTERIORES
- CUERPO
- COLA
- MIEMBROS POSTERIORES
- MANTO Y PIEL
- ALTURA, PESO Y ANDADURA
- OBSERVACIONES
LA LONGITUD DEL HOCICO
Solano opina que debe "alcanzar la mitad de la longitud total de la cabeza de manera que esta mitad caiga sobre la línea horizontal que une los dos ángulos internos de los ojos".Tal longitud es del todo inverosímil en el sentido etimológico del término, como lo han demostrado las innumerables mediciones efectuadas.
En un perro en el que se pretende, según palabras de Solano, una "cabeza de ejes longitudinales superiores cráneo-faciales convergentes, depresiones naso-frontales marcadísimas, ojos casi emergentes y en posición sub-frontal y hocico cuadrado, con trufa realzada", es imposible pretender perros con cañas nasales de longitud igual a la descrita por el maestro.
Esta longitud se encuentra en dodicéfalos con ejes cráneo-faciales longitudinales superiores divergentes, con un salto naso-frontal poco marcado, caña nasal parecida a la del carnero y trufa en forma de flauta.
En cabezas de este último tipo, en efecto, no se observa, con las obvias consecuencias que de ello se derivan, ninguna depresión en la conjunción de las apófisis de los nasales, del frontal y del maxilar superior, y, por otra parte, la misma configuración de la trufa lleva a determinar una longitud distinta del hocico. Esto, también en hipótesis de igualdad de longitud de los huesos nasales, habiendo sido aclarado que en cabezas típicas de pointer con profunda sutura metópica, el punto cráneométrico nasal cae netamente más hacia atrás respecto al segmento de la recta que une los ángulos internos de los ojos.
También, según las declaraciones del propio Solano, es posible que haya indicado como "idea" la longitud del hocico por él indicado, no basándose en medidas efectuadas pro él, pero sí debido a los dictámenes del Congreso Mundial de Mónaco, en el cual participó y en el cual fueron indicadas las modalidades de medición. De manera que la misma longitud total de la cabeza y, en ésta, la del hocico, acaba por se una exigencia en relación con la altura de la cruz, para todos los dodicéfalos, independientemente de cómo vayan los ejes cráneo-faciales y de la importancia del salto naso-frontal: para el sabueso como para el setter irlandés o como para el pointer. Lo que no nos parece algo que deba proponerse.
Por otro lado, no hay que olvidar que el estándar oficial del pointer revela que los ojos deben estar situados " a igual distancia del occipital y de la nariz".
Recogemos una vez más, en el magnífico Sunto delle lezioni di zoognóstica canina, que Solano comenta la ley de Baron, según la cual, en zoognóstica la cabeza tendría repercusiones sobre el tronco y sobre las extremidades, para determinar dimensiones, de modo que las mediciones de estas últimas se efectuarían con referencia a las de la cabeza. El maestro piensa que, en cinología, si la cabeza tiene repercusiones sobre todo el conjunto "lo tiene también sobre la longitud", como se habría demostrado, por el hecho de que "...vemos también pointer, setter, bracos, perdigueros, grifones, sabuesos, etc., con estaturas, extremidades, tronco, etc. normales... pero con cabezas deficientes en lo relativo a longitud".
Con respecto a lo que nos interesa, se imponen algunas observaciones:
a) Solano afirma que el tema se base en "numerosísimas mediciones realizadas sobre los mejores sujetos que han existido de cualquier raza canica dodicéfala normal", pero confiesa no haberlas tomado él mismo y, tampoco el haberlas realizado sobre pointer convergentes.
b) Cita medidas sacadas de Dalziel, de cuya credibilidad él mismo desconfía; por lo que respecta el irlandés Palmerston de Hilliard (60 cm de altura hasta la cruz, 30,5 de longitud de cabeza), siente la necesidad de precisar que "esta medida es totalmente exagerada, pues pensamos que ha habido un error de transcripción".
c) Las mediciones efectuadas sobre pointer no hacen referencia al hecho de que se tratasen de sujetos convergentes.
d) Sobre todo las medidas se refieren a la longitud total de la cabeza y no a la longitud de la caña nasal en relación con el cráneo.
Dicho esto, consideramos sin embargo que Dalziel en 1880 realizó unas mediciones muy exactas sobre el célebre pointer Naso of Upton, y que fueron publicadas en el "British Dog".
En un perro en el que se pretende, según palabras de Solano, una "cabeza de ejes longitudinales superiores cráneo-faciales convergentes, depresiones naso-frontales marcadísimas, ojos casi emergentes y en posición sub-frontal y hocico cuadrado, con trufa realzada", es imposible pretender perros con cañas nasales de longitud igual a la descrita por el maestro.
Esta longitud se encuentra en dodicéfalos con ejes cráneo-faciales longitudinales superiores divergentes, con un salto naso-frontal poco marcado, caña nasal parecida a la del carnero y trufa en forma de flauta.
En cabezas de este último tipo, en efecto, no se observa, con las obvias consecuencias que de ello se derivan, ninguna depresión en la conjunción de las apófisis de los nasales, del frontal y del maxilar superior, y, por otra parte, la misma configuración de la trufa lleva a determinar una longitud distinta del hocico. Esto, también en hipótesis de igualdad de longitud de los huesos nasales, habiendo sido aclarado que en cabezas típicas de pointer con profunda sutura metópica, el punto cráneométrico nasal cae netamente más hacia atrás respecto al segmento de la recta que une los ángulos internos de los ojos.
También, según las declaraciones del propio Solano, es posible que haya indicado como "idea" la longitud del hocico por él indicado, no basándose en medidas efectuadas pro él, pero sí debido a los dictámenes del Congreso Mundial de Mónaco, en el cual participó y en el cual fueron indicadas las modalidades de medición. De manera que la misma longitud total de la cabeza y, en ésta, la del hocico, acaba por se una exigencia en relación con la altura de la cruz, para todos los dodicéfalos, independientemente de cómo vayan los ejes cráneo-faciales y de la importancia del salto naso-frontal: para el sabueso como para el setter irlandés o como para el pointer. Lo que no nos parece algo que deba proponerse.
Por otro lado, no hay que olvidar que el estándar oficial del pointer revela que los ojos deben estar situados " a igual distancia del occipital y de la nariz".
Recogemos una vez más, en el magnífico Sunto delle lezioni di zoognóstica canina, que Solano comenta la ley de Baron, según la cual, en zoognóstica la cabeza tendría repercusiones sobre el tronco y sobre las extremidades, para determinar dimensiones, de modo que las mediciones de estas últimas se efectuarían con referencia a las de la cabeza. El maestro piensa que, en cinología, si la cabeza tiene repercusiones sobre todo el conjunto "lo tiene también sobre la longitud", como se habría demostrado, por el hecho de que "...vemos también pointer, setter, bracos, perdigueros, grifones, sabuesos, etc., con estaturas, extremidades, tronco, etc. normales... pero con cabezas deficientes en lo relativo a longitud".
Con respecto a lo que nos interesa, se imponen algunas observaciones:
a) Solano afirma que el tema se base en "numerosísimas mediciones realizadas sobre los mejores sujetos que han existido de cualquier raza canica dodicéfala normal", pero confiesa no haberlas tomado él mismo y, tampoco el haberlas realizado sobre pointer convergentes.
b) Cita medidas sacadas de Dalziel, de cuya credibilidad él mismo desconfía; por lo que respecta el irlandés Palmerston de Hilliard (60 cm de altura hasta la cruz, 30,5 de longitud de cabeza), siente la necesidad de precisar que "esta medida es totalmente exagerada, pues pensamos que ha habido un error de transcripción".
c) Las mediciones efectuadas sobre pointer no hacen referencia al hecho de que se tratasen de sujetos convergentes.
d) Sobre todo las medidas se refieren a la longitud total de la cabeza y no a la longitud de la caña nasal en relación con el cráneo.
Dicho esto, consideramos sin embargo que Dalziel en 1880 realizó unas mediciones muy exactas sobre el célebre pointer Naso of Upton, y que fueron publicadas en el "British Dog".
LAS INCLINACIONES DE LOS HOMBROS
Solano propone: "desde 45º a 55º sobre el horizonte".
Una inclinación de 45º se encuentra sólo en los pachones, en los cuales está justificado, se correlaciona con la brevedad del brazo y del antebrazo para facilitar el reculeo. Además, sobre la inclinación del hombro (y, consecuentemente, sobre la apertura del ángulo escápulo-humedal) tiene influencia determinante la calidad del trabajo al que es sometido el perro, ya que las angulaciones están condicionadas a la longitud de los músculos flexores y extensores del hombro y del brazo, a su vez condicionada también por la longitud de los radios óseos. Será fácil constatar que "resultará" menos oblicuo el hombro y más abierto al ángulo escápulo-humedal en un pointer sometido desde joven a turnos de trabajo breves y a galopes exagerados, que cuando se le utiliza en prolongados trabajos de caza en terreno irregular: los más veloces triales que se afirman en los concursos de gran búsqueda presentan generalmente ángulos escápulo-humedales más abiertos, no sólo porque tal apertura facilita las altas velocidades sobre cortas distancias, si no porque tal apertura está determinada por este uso.
Sobre la inclinación de os hombros respecto al plano longitudinal del cuerpo, Solano dice: "las dos longitudes de las escápulas no deberían estar distantes una de la otra más e 1,5 cm".
No se puede no estar de acuerdo sobre el hecho de que una buena inclinación de las escápulas respecto al eje mediano favorece una mejor rotación y, como consecuencia de ello, la amplitud del paso.
Por otro lado, es cierto que la distancia entre las puntas de los omoplatos no es un elemento que garantice, por si solo, una buena inclinación en tal sentido.
Esto, en cuanto no es posible valorar la inclinación de un segmento óseo tomando en consideración un solo extremo. Es evidente, en efecto, que a igual inclinación, la distancia entre las puntas de las escápulas tiene que variar según la amplitud de los diámetros trasversales, de la consiguiente distancia entre las articulaciones escápulo-humeral (puntas de los hombros), de la mayor o menor convexidad del costado, así como del desarrollo y de la consistencia del tejido muscular subescapular.
Una inclinación de 45º se encuentra sólo en los pachones, en los cuales está justificado, se correlaciona con la brevedad del brazo y del antebrazo para facilitar el reculeo. Además, sobre la inclinación del hombro (y, consecuentemente, sobre la apertura del ángulo escápulo-humedal) tiene influencia determinante la calidad del trabajo al que es sometido el perro, ya que las angulaciones están condicionadas a la longitud de los músculos flexores y extensores del hombro y del brazo, a su vez condicionada también por la longitud de los radios óseos. Será fácil constatar que "resultará" menos oblicuo el hombro y más abierto al ángulo escápulo-humedal en un pointer sometido desde joven a turnos de trabajo breves y a galopes exagerados, que cuando se le utiliza en prolongados trabajos de caza en terreno irregular: los más veloces triales que se afirman en los concursos de gran búsqueda presentan generalmente ángulos escápulo-humedales más abiertos, no sólo porque tal apertura facilita las altas velocidades sobre cortas distancias, si no porque tal apertura está determinada por este uso.
Sobre la inclinación de os hombros respecto al plano longitudinal del cuerpo, Solano dice: "las dos longitudes de las escápulas no deberían estar distantes una de la otra más e 1,5 cm".
No se puede no estar de acuerdo sobre el hecho de que una buena inclinación de las escápulas respecto al eje mediano favorece una mejor rotación y, como consecuencia de ello, la amplitud del paso.
Por otro lado, es cierto que la distancia entre las puntas de los omoplatos no es un elemento que garantice, por si solo, una buena inclinación en tal sentido.
Esto, en cuanto no es posible valorar la inclinación de un segmento óseo tomando en consideración un solo extremo. Es evidente, en efecto, que a igual inclinación, la distancia entre las puntas de las escápulas tiene que variar según la amplitud de los diámetros trasversales, de la consiguiente distancia entre las articulaciones escápulo-humeral (puntas de los hombros), de la mayor o menor convexidad del costado, así como del desarrollo y de la consistencia del tejido muscular subescapular.
LA ESTATURA
Creemos que vale la pena subrayar que el estándar inglés prevé una estatura que estamos muy lejos de considerar ideal 63-69 cm para los machos, 61-66 cm para las hembras.No se logra comprender cómo puede considerarse funcionalmente bello un pointer de tal tamaño y de peso proporcional. Es cierto que las medidas no pueden ser tomadas sobre los sujetos más funcionalmente bellos de la raza ni del presente ni del pasado, ni siquiera de los que se consideran los progenitores del moderno pointer.
Es también cierto que los mejores machos en actividad en los últimos decenios medían y miden, en su parte máxima, de 59 a 62 cm hasta la cruz, mientras que las hembras, siempre hasta la cruz, miden de 56 a 59 cm.
Las expresiones postulan una regla. Y la confirman.
No por nada Solano indica las estaturas de 55 a 62 cm y de 54 a 60 cm respectivamente para los machos y para las hembras, y asume las mediciones consideradas ideales sobre animales de 60 cm de altura, después de haber puesto el punto, en su Lezioni (lecciones), sobre la importancia de la masa "respecto a la andadura, a la velocidad, a la impresionalidad".
Es también cierto que los mejores machos en actividad en los últimos decenios medían y miden, en su parte máxima, de 59 a 62 cm hasta la cruz, mientras que las hembras, siempre hasta la cruz, miden de 56 a 59 cm.
Las expresiones postulan una regla. Y la confirman.
No por nada Solano indica las estaturas de 55 a 62 cm y de 54 a 60 cm respectivamente para los machos y para las hembras, y asume las mediciones consideradas ideales sobre animales de 60 cm de altura, después de haber puesto el punto, en su Lezioni (lecciones), sobre la importancia de la masa "respecto a la andadura, a la velocidad, a la impresionalidad".
LA GRUPA
Base anatómica de la grupa son los dos coxales (a su vez constituidos por la unión de tres huesos: ilión, isquión y pubis) y del sacro.Hay que precisar que Solano, al pretender una grupa "horizontal" en el pointer, indica la inclinación de 10º sobre la línea del horizonte "desde la cadera hasta la implantación de la cola", asumiendo así una referencia a la punta del ilión y del sacro, no sin puntualizar, en una nota, con la debida precisión, que "la inclinación del coxal es en cambio de casi 25º". Se considera "horizontal" una grupa en la cual la inclinación del coxal varia de 15 a 25º, avalada" si tal inclinación alcanza de 35-40º.
Observado que la inclinación más adecuada y más comúnmente favorable es la del coxal (cresta iliaca-tuberosidad isquiátrica), se considera más idóneo para los galopadores una grupa "horizontal" (sería mejor decir, escasamente inclinada) y para los trotadores una grupa relativamente oblicua, una grupa claramente alabeada (más de 40º) no es favorable a ningún tipo de andadura.
No se puede no estar de acuerdo con este punto, que tiene también explicación técnica en la llamada ley de Lesbre, con la cual se ha demostrado que, en una grupa "horizontal" existen músculos flexores de la para (isquiotibiales; en primis, semimembranoso y semitendinoso).
Por nuestra parte, consideramos que, lo que diferencia la grupa de los galopadores de la de los trotadores, no es tanto la diferencia –aunque subsistente- inclinación del coxal, como la diferencia de inclinación coxal respecto al sacro (entre sí articulados), más marcada en los galopadores que en los trotadores. Esto, debido sobre todo a las distintas posibilidades de acción de los músculos glúteos y psoas
En definitiva, consideramos que una buena grupa, en un pointer, debería tener una inclinación, que medida al nivel del sacro (desde la cadera a la implantación de la cola) tenga aproximadamente de 10-15º y de 25-30º, si se mide hasta el coxal.
Se observa que anchura y longitud son méritos absolutos y que una buena longitud garantiza un estimable desarrollo del segmento óseo, articulación coxofemoral-tuberosidad isquítrica, brazo de la potencia de la palanca sobre la cual actúan los músculos flexores de la pierna. Tanto mayor relieve reviste este segmento óseo, si se considera que, en el perro, la cavidad acetabular está situada aproximadamente a dos tercios del coxal, en sentido antero-posterior, mientras que en otros animales (por ejemplo: buey, cerdo, cabra) está situado cerca del centro.
Observado que la inclinación más adecuada y más comúnmente favorable es la del coxal (cresta iliaca-tuberosidad isquiátrica), se considera más idóneo para los galopadores una grupa "horizontal" (sería mejor decir, escasamente inclinada) y para los trotadores una grupa relativamente oblicua, una grupa claramente alabeada (más de 40º) no es favorable a ningún tipo de andadura.
No se puede no estar de acuerdo con este punto, que tiene también explicación técnica en la llamada ley de Lesbre, con la cual se ha demostrado que, en una grupa "horizontal" existen músculos flexores de la para (isquiotibiales; en primis, semimembranoso y semitendinoso).
Por nuestra parte, consideramos que, lo que diferencia la grupa de los galopadores de la de los trotadores, no es tanto la diferencia –aunque subsistente- inclinación del coxal, como la diferencia de inclinación coxal respecto al sacro (entre sí articulados), más marcada en los galopadores que en los trotadores. Esto, debido sobre todo a las distintas posibilidades de acción de los músculos glúteos y psoas
En definitiva, consideramos que una buena grupa, en un pointer, debería tener una inclinación, que medida al nivel del sacro (desde la cadera a la implantación de la cola) tenga aproximadamente de 10-15º y de 25-30º, si se mide hasta el coxal.
Se observa que anchura y longitud son méritos absolutos y que una buena longitud garantiza un estimable desarrollo del segmento óseo, articulación coxofemoral-tuberosidad isquítrica, brazo de la potencia de la palanca sobre la cual actúan los músculos flexores de la pierna. Tanto mayor relieve reviste este segmento óseo, si se considera que, en el perro, la cavidad acetabular está situada aproximadamente a dos tercios del coxal, en sentido antero-posterior, mientras que en otros animales (por ejemplo: buey, cerdo, cabra) está situado cerca del centro.
LOS SENOS FRONTALES
Sobre la función de los senos frontales se ha escrito mucho, y no siempre con fundamento. Solano sugirió una teoría, según la cual "el desarrollo de los senos frontales, al menos en el perro de muestra, debe tener una estrecha relación con la potencia y con la maniobra del sentido olfativo". Los perros de caza se dividirían en perro con "teleolfato" (perros de muestra) y en perros con "megaolfato" (sabuesos y de carreras). Entre los primeros destacan los pointer: aspiran amplias bocanadas de aire impregnado de efluvios, las mandan a la cavidad supero-posterior de la cavidad nasal, que comunica con los senos, en los cuales sería estimulada; el gran desarrollo de los senos estaría en esos perros justificado por el hecho de que para reaccionar con la punta, deben tener percepción inmediata de los olores, y tendrían necesidad, por tanto de gran cantidad de aire, aprovechado la necesidad del "seno condensador". Los segundos realizan, por el contrario, "una infinidad de rápidas y cortas aspiraciones" y no tendrían necesidad más que de una pequeña cantidad de aire suficiente para llenar la zona olfativa, sin tener que utilizar los senos, que no necesitarían un gran desarrollo.Por nuestra parte, observamos que todos los perros, incluidos aquellos con senos frontales en apariencia poco desarrollados, están en grado de interrogar provechosamente al viento con grandes bocanadas de aire, y no siempre la efectiva dimensión de los senos se entrevé del examen superficial del cráneo: el chacal dorado y el mismo lobo poseen senos frontales de revelante desarrollo, por mucho que ictu oculi no lo parezca.
Por otra parte, la sugestiva hipótesis formulada por Solano no es muy convincente a la luz de cómo en el perro, se presentan los senos.